[Informe de la Comisión de la Verdad] Investigación de las violaciones a los Derechos Humanos durante la guerra sucia de los años sesenta y setenta del Estado de Guerrero (III) Memoria fotográfica
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La Comisión inició sus trabajos en abril del año de 2012 y finalizó los mismos, al entregar su Informe, en septiembre de 2014.

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Publié le 25 mars 2015
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COMISIÓNDELAVERDADPARALAINVESTIGACIÓNDELASVIOLACIONESALOSDERECHOSHUMANOSDURANTELAGUERRASUCIADELOSAÑOSSESENTAYSETENTADELESTADODEGUERRERO
ANEXO NO. 3.- MEMORIA FOTOGRÁFICA
CAMBIOS Y MOVIMIENTOS URBANOS
1928-1960 Tan sólo con la finalización de la carretera nacional México-Acapulco en 1927, el Puerto dejó de estar aislado geográfica y políticamente. Para los años treinta y cuarenta, gracias, por un lado, al desarrollo de la industria automotriz norteamericana y del desarrollo de carreteras en el país, y, por el otro, a la integración de la Costa Grande como productora de copra, Acapulco se convirtió en un centro generador continuo de recursos humanos y monetarios. A medida en que se desarrolló el capital agrícola, la economía tradicional campesina entró en crisis, produciendo crecientes oleadas de migrantes hacia el centro geográfico y económico de las costas guerrerenses: Acapulco. Pronto sus bellezas naturales fueron descubiertas por los grandes capitales; su potencial turístico despertó el interés de inversionistas extranjeros y políticos de alto rango.
Desde 1928 el equipo presidencial y el gobierno estatal se beneficiaron del proceso de urbanización de Acapulco, asentado en el despojo a los ejidatarios nativos de sus tierras. En ese año el ayuntamiento local donó los terrenos del ejido Colonial. Sus beneficiarios inmediatos fueron los ricos negociantes del puerto, entre ellos, Carlos Bernard, Rosendo Pintos y Alfonso Sáyago. En 1932 la administración estatal expropió una gran extensión territorial del litoral, que fue vendida a precios irrisorios (tres pesos por metro cuadrado) al entonces secretario de comunicaciones, Juan Andrew Almazán, quien en asociación con el entonces Presidente de la República, Pascual Ortiz Rubio, integraron la poderosaDzCompañíade Impulsora Acapulcodz. Sin embargo, es tan sólo bajo las administraciones encabezadas por Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán Valdés (1940-1952) cuando se produjeron el mayor número de expropiaciones y desalojos de terrenos ejidales, que sólo encuentra paralelo en la administración de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976).
En agosto de 1942, la zona federal de 12,600 metros cuadrados de las playas de Caleta y Caletilla fueron concesionadas a favor de Ricordi viuda de Maximino Ávila Camacho (cuyo esposo, antiguo gobernador de Puebla, hermano del presidente Ávila Camacho, declarado enemigo acérrimo del movimiento jaramillista y socio de Gustavo Díaz Ordaz, a su muerte le heredó una cuantiosa fortuna); los permisos de los comerciantes con puestos en el área fueron unilateralmente cancelados. En mayo de 1945 al negarse a retirar de la zona, los antiguos propietarios fueron desalojados por la fuerza.
El gobierno federal, a través de la Junta Federal de Mejoras Materiales, monopolizando el control de las funciones y recursos correspondientes a los ayuntamientos, puertos y ciudades fronterizas del país, continuó con su política rapaz de urbanización del puerto de Acapulco a su beneficio. La expropiación de los predios de Caletilla en 1945 con el objetivo deDzremodelardz la ciudad originó el surgimiento de las primeras manifestaciones de un incipiente movimiento urbano popular. El gobierno federal proyectó y realizó una inversión cuantiosa en obras de infraestructura urbana y hotelera, obligando a los ejidatarios a trasladarse a zonas limítrofes con la Laguna de Papagayo.
La resistencia fue dirigida por el Comité de Defensa del Puerto de Acapulco, organizado, entre otros, por la seccional del Partido Comunista Mexicano, la Unión Fraternal de Mujeres Trabajadoras y la CROM municipal (cuyo dirigente Constancio Hernández posteriormente fue acusado de iniciar negociaciones privadas con la Junta Federal de Mejoras Materiales). En 1945 ante la privatización de las playas del puerto, el Comité Defensor de la Propiedad Urbana y Rústica de Acapulco realizó entre diciembre de ese año y enero de 1946 gigantescas manifestaciones populares demandando el respeto de los intereses de la población acapulqueña en la planificación urbana del puerto y que esta fuera financiada con capitales nacionales y no extranjeros.
En 1946 el Comité organizó la invasión de terrenos baldíos en la zona del actual mercado municipal, propiedad de Lamberto Hernández, Regente del Distrito Federal en la época de Plutarco Elías Calles; logró su reconocimiento y urbanización de sus predios. Después de esta actividad, el Comité entró en su etapa de disolución hasta desaparecer. Algunos de sus activistas, como María de la O, continuaron organizando colonos inmigrantes e invadiendo terrenos, como fue el caso de la colonia Progreso.
A pesar de la resistencia popular, el crecimiento urbano del Puerto desplazó a la población nativa a zonas cada vez más alejadas de la franja costera abandonándolas a su suerte; mientras tanto, el gobierno federal a través de la Junta Federal de Mejoras Materiales, continuó canalizando importantes recursos para la creación de infraestructura urbana en los terrenos expropiados, los cuales fueron adjudicados a miembros del gabinete alemanista y negociantes extranjeros (entre los que destacaron el propio presidente Alemán, Carlos Bernard, Ezequiel Radilla, la familia Azacárraga, Soledad Ávila Camacho, Alejandro Gómez Maganda, Alberto Branif, Melchor Perrusquía; en el caso de éste último, el ser presidente de la Junta Federal de Mejoras Materiales le permitió amasar una cuantiosa fortuna que lo convirtió en propietario del fraccionamiento Ciudad Satélite en la Ciudad de México), sentando las bases de un emporio turístico.
El acelerado crecimiento poblacional de Acapulco, aunado a carencias básicas insatisfechas por los gobiernos estatales, provocaron en 1958 invasiones de terrenos por familias carentes de vivienda en la barranca deDzLaLajadz,con lo se reinició otro ciclo del movimiento urbano popular que en un primer momento desembocó en la constitución del Comité de Defensa del Patrimonio Municipal de Acapulco, confluyendo, años más tarde, en el movimiento anticaballerista de 1960.
En las fotos se observa parte de las diversas manifestaciones populares que se desarrollaron por ese entonces por los grupos de colonos agrupados entorno al dirigente Antonio Diosdado.
Fuente: AGN, Galería 1, Fondo Dirección Federal de Seguridad, Expediente 100-10-1, L-20
1960-1970 En varios municipios de Guerrero se llevaron a cabo diversas obras de urbanización y lotificación, incluso en zonas donde se habían asentado colonosDzparacaidistasdz,quienes luchaban para conseguir títulos de propiedad y la introducción de servicios públicos necesarios como el agua potable, luz eléctrica, drenaje e instalaciones escolares. Las fotografías nos permiten observar las condiciones materiales de existencia de miles de guerrerenses. Fuente: AGN, Galería 1, Fondo Dirección Federal de Seguridad, Expediente 100-10-1, L-20
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